martes, 29 de diciembre de 2015

Tupperware y La Via Lactea, dos sitios que nos muestran el madrileño barrio de Malasaña en estado puro.

Nos damos una vuelta por dos de los locales más emblematicos del madrileño barrio de Malasaña.

 

Cuando hace ya casi veinte años los hermanos Del Amo abrieron su local en Malasaña nadie pensaría que se fueran a convertir en una referencia en la oferta nocturna de la capital. Su decoración diferente, su música (en un principio se pincha punk y rock), no hacían pensar en que la longevidad de dicho local fuera muy larga. Pero cosas de la vida, el local se fue llenando, se fue corriendo la voz y ello junto con la apertura de estilos musicales por parte de sus DJs, hicieron del Tupperware una parada obligatoria en la vida nocturna de Madrid.

Situado en el número 26 de la  Corredera Alta de San Pablo, el Tupper se convirtió en lugar único y un punto de encuentro para músicos, directores de cine y todo tipo de artistas de la escena underground madrileña. Sus guiños estéticos a los universos pop, kitsch y camp, con sus televisiones-escaparate, sus murales, que le han convertido en uno de los lugares más fotografiados del barrio.

Aparte de pionero en la decoración, también lo ha sido en cuanto a pinchar los primeros temas que se escuchaban de la escena indie-pop, pero pinchando todos los clásicos, lo que hizo que el local no perdiera su identidad mientras se iba amoldando a las nuevas tendencias musicales.

Detalle de la decoración del Tupper


Distribuido en dos plantas, la planta baja sirve para poder pedir tus cervezas o copas y de pista de baile, donde poder cantar y bailar todos los temas que los DJs residentes te van poniendo durante toda la noche, la sensación que te deja el Tupper es que quieres que acabe un tema para poder cantar el siguiente.
En la planta superior se encuentran una serie de sofás para aquellos que estén en un plan más tranquilo o que quieran tomarse un pequeño descanso antes de seguir dándolo todo. Eso sí, para poder hacerte con uno de esos codiciados sofás, tendrás que llegar en las primeras horas de la noche cuando el Tupper aún está calentando motores.

En resumidas cuentas, un lugar donde que ha de ser un fijo en tu ruta nocturna por Madrid, ya seas vecino o vengas de fuera. En el podrás disfrutar de buen ambiente, buena música, el resto ya, es cosa vuestra ;).


La Vía Láctea, situada en la Calle Velarde 18, es otro de esos garitos que destila historia por sus cuatro costados. Lleva más de treinta años abiertos, sin cerrar en ningún momento, y es junto con el Penta, los únicos garitos de la zona que aún permanecen abiertos de la época de la movida.
Fundado a finales de 1979, cuando la plaza del Dos de Mayo y alrededores eran un hervidero de gente joven y curiosa que se apuntaban a cualquier acto de carácter cultural y lúdico. La idea del bar la tuvo su socio fundador, Marcos López Artiga, intentando trasladar a Madrid la estética de los bares musicales de Nueva York.

Cuando entras por primera vez en la Vía, te sientes trasladado a otra época, donde en España era complicado poder adquirir o escuchar cierto tipo de música. Con sus paredes llenas de vetustos posters y su característica barra, decorada con ilustraciones del dibujante de cómics Montxo Algora, que hacen que el local tenga una estética totalmente rockera.

La barra de la Vía Láctea,un lugar con mucha historia.


Ya dentro de la Vía, vas avanzando hacia su interior hasta toparte con su mesa de billar, la de veces que habré jugado en esa mesa, y a su alrededor una zona de sofás en forma de U, que han sido lugar perfecto para confidencias, charlas interminables sobre música y comienzo de romances.

Aunque la Vía no es lugar diseñado para bailar, la música tan especial que escucharas hará que en poco tiempo este moviéndote a su son pidiendo más temas.
Un lugar lleno de vida, de música, de buen rollo y de grandes noches pasadas y futuras, donde merece la pena empezar, si te apetece estar de tranqui tomando algo en los sofás, o terminar la noche en uno de los lugares con más historia de Madrid.

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